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miércoles, 4 de
febrero de 2004
Junto a Rubén Blades volcó la salsa a
la interpretación de temas con alto contenido social y político.
(Archivo / PRIMERA HORA)
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Willie Colón inició su historia discográfica en 1967 con el
lanzamiento del álbum "El malo", un título que representó la
armadura de un proyecto musical a través del que se vindicó la
presencia latina en Estados Unidos.
La apariencia del "malo" fue el eje conceptual
de los primeros trabajos del músico, con la concurrencia de Héctor
Lavoe, y con el que intentaron rescatar el respeto para el latino,
cuya imagen era difundida por los circuitos de poder estadounidenses
con señas negativas, asociándolo al mundo de la delincuencia.
Los discos subsiguientes mantuvieron el mismo
enfoque, exaltados por los diseños de sus carátulas. "El buscón"
(1968) fue su segundo trabajo, seguido por "Guisando" (1969), "Cosa
nuestra" (1970), "Asalto navideño" (1971), "La gran fuga" (1971),
"El crimen paga" (1972), " El juicio" (1972), "Lo mato" (1973) y "El
bueno, el malo y el feo" (1975).
Estas producciones estuvieron, a su vez,
matizadas por canciones que trataron temas de la marginalidad, con
todo y sus señas de peligrosidad, como se aprecia en "Lo mato",
"Calle Luna, calle Sol", "El día de mi suerte", "Se chavó el
vecindario", "Barrunto", "Piraña" y "Todo tiene su final".
Destaca en sus trabajos, además, cierta
nostalgia al haber podido construir una sonoridad que, para los
boricuas de Nueva York, evocó el mundo campesino y romántico del
país que habían dejado atrás.
Para los puertorriqueños de la Isla el trabajo
musical de Willie Colón tendió el puente con la diáspora,
presentando un proyecto que, con sus fusiones, incorporó el sonido
de las expresiones musicales más autóctonas de la tradición
nacional. Así, la salsa de Nueva York entró por la puerta ancha a la
casa de los salseros de Puerto Rico.
En 1973, el binomio Willie Colón y Héctor
Lavoe se disolvió, aunque el consagrado músico permaneció en la
dirección y producción de los discos en solitario que hizo el
"Cantante de cantantes", y en los que se mantuvo la misma dirección
lírica y melódica.
Mueve su trabajo al discurso social
En 1977, Willie Colón aseguró una vez más su
pase al éxito al conformar otro de los duetos más impactantes de la
historia salsera junto al cantautor panameño Rubén Blades.
Este junte torció el rumbo del género al
presentar un proyecto musical con temas de alto valor social y
político, ceñidos en una especie de crónicas del mundo urbano que,
con letras de Rubén Blades, logró el éxito más avasallador
registrado hasta entonces en la salsa.
Willie Colón se mantuvo al frente de la
dirección y la producción de los discos, aunque, por primera ocasión
en la carrera del trombonista, incorporó a otro arreglista musical a
su grupo de trabajo, Luis Perico Ortiz, siendo éste quien
confeccionó el mayor de los logros discográficos de la salsa: "Pablo
Pueblo", que vendió 150 mil copias en tiempo récord.
La figura de Luis Perico fue fundamental en el
binomio Colón-Blades al aportar las influencias de una nueva
generación que saboreaba el sonido de la expresión melódica
comercial del mercado anglosajón, sin abandonar la esencia del
trabajo salsero.
Si el tema "Pablo Pueblo", contenido en su
primer álbum "Metiendo mano" (1977), fue un éxito, más exitoso fue
el segundo disco de la pareja, "Siembra" (1978), que incluyó los
temas "Plástico", "Buscando guayaba", "Pedro Navaja", "Siembra" y
"María Lionza", entre otros.
Luego trabajaron la obra "Maestra vida I y
II", "Canciones del solar de los aburridos" y "The Last Fight", con
los que también rompieron niveles de venta.
A la entrada de la década de 1980, Willie
Colón y Rubén Blades se separaron. Mucho se ha especulado sobre las
razones de la ruptura del binomio, aunque ambos artistas han
insistido, por separado, quien los motivos del rompimiento tuvieron
que ver con el interés de impulsar sus carreras en solitario, con
nuevas ideas y nuevas perspectivas.
De hecho, Willie Colón ha reiterado en varias
entrevistas que la separación fue el resultado de su intención de
lanzarse como cantante, gesta que había iniciado en la producción "The
Good, the Bad and the Ugly" (1975), en la que interpretó varios
temas. A su vez, aprovechó esa oportunidad para introducir en su
música el sonido de trompetas, saxofones y una guitarra eléctrica,
lo que junto a su distintivo trombón determinó la base melódica de
lo que fue su proyecto artístico en solitario.
Al paso de la década del 70, y mientras
disfrutaba de los éxitos acumulados junto a Héctor Lavoe y Rubén
Blades, produjo un álbum espectacular junto a Celia Cruz en 1977,
"Solamente ellos pudieron hacer este álbum", recordado por los temas
"Burundanga" y "Usted abusó". Más adelante trabajó "Doble energía"
(1980) junto a Ismael Miranda, que despuntó con el éxito "No me
digan que es muy tarde".
Su primer trabajo en solitario fue "Solo"
(1979) que destacó con el tema "Sin poderte hablar", al que le
siguió el álbum "Fantasmas" (1981) que marcó historia con los éxitos
"Amor verdadero" y "Oh, ¿qué será?".
En 1984 publicó "Mi sueño", seguido por
"Tiempo pa'matar", el mismo año, consolidando de esa manera su
espacio como solista salsero.
Proyecto Historia de la Salsa, una serie
especial de PRIMERA HORA
Director General: Jorge Cabezas
Villalobos
Editor: Hiram Guadalupe Pérez
Supervisor Gráfico: Diego Méndez Hernández
Ilustrador: Gary Javier
Artista Gráfico: Omar A. Cadena Negrón
Audio y vídeo: www.primerahora.com