Willie Colón: arquitecto de la salsa urbana
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miércoles, 4 de febrero de 2004

 

·Willie Colón: arquitecto de la salsa urbana

· Dueños de la malicia
· Espléndida trayectoria musical
· Una ruta de éxitos

Desde sus comienzos en la música, la imagen de Willie Colón se asoció a la del chico intrépido, sagaz y temerario que –a la fuerza– se abrió un espacio entre los grandes nombres de la música caribeña, en el complejo mundo del Nueva York de los años 60.

Ante la mirada atónita de los responsables del sonido latino de esa época, el joven neófito era un "sin nombre", una figura desconocida en los escenarios de la canción popular y, particularmente, un músico de poca monta, extraño, inexperimentado y forastero.

En sus inicios fue censurado por su estilo fuerte y estridente y hasta llegó a ser acusado de inarmónico por quienes ostentaban la veteranía en el ambiente de la música latina.

Cuentan que su apodo de "El Malo" se asoció, en primera instancia, al epíteto con el que se referían a su capacidad interpretativa en el trombón cuando hizo sus primeras apariciones en la grey musical, contando con sólo quince años de edad.

De padres puertorriqueños, William Anthony Colón Román, quien nació el 28 de abril de 1950 en el territorio del Bronx, aprendió muy temprano en su adolescencia a discernir entre las imágenes y adjetivaciones despectivas que se vertían sobre la comunidad latina y la cruda realidad de los inmigrantes de "La Gran Manzana".

Así, pronto convirtió su trabajo artístico en el testimonio social más contundente vestido de sonoridad, con letras memorables que narraron los detalles de las incidencias de la marginalidad, el prejuicio, la pobreza y la miseria.

Aunque hubo otros músicos de la época que asumieron la misma línea temática, nadie mejor que él supo conjugar en armonías el sentimiento de desgarro y desamparo de la diáspora.

"Su música refleja, a la vez, una lírica tradicional rítmica y el llanto de adiós y esperanza de una nueva generación, forzada a abandonar su tierra para congregarse en la urbe estadounidense", comenta el escritor James Moreno.

Willie Colón es, sin duda, un pintor de los rostros de su gente, un artista que plasmó en sus canciones –sobre todo en su sonido fuerte– la conciencia de una generación que exigía el respeto social y que luchó por la vindicación de sus condiciones de vida.

 

 

Un sabio entre los genios

 

El músico y arreglista Willie Colón dio sus primeros pasos en las artes como trompetista hasta que descubrió la fascinación del trabajo de Mon Rivera y los usos que éste empleó con el trombón para la interpretación de la bomba y la plena.

Su pasión musical, en cambio, la derivó de su abuela, quien lo crió arrullándolo con las melodías del cancionero popular puertorriqueño, presentándole la fascinación de los ritmos típicos del país.

Temprano en el 1965, este joven intrépido se lanzó a las calles a probar su talento, justo en la época de furor de la música latina en Nueva York, donde dominaban Tito Puente, Charlie Palmieri, Eddie Palmieri, Larry Harlow y Ray Barretto, entre otros.

En 1967, cuando tenía 17 años de edad, se integró al grupo de artistas que formaban parte de la peña de Jerry Masucci y Johnny Pacheco y que fueron responsables de impulsar el auge del nuevo sello discográfico que cohesionaría la nueva expresión musical latina: la Fania.

La entrada de Willie Colón al grupo marcó el momento más significativo de la salsa, en tanto fue el punto de partida más impactante que desarrollaría la nueva expresión salsera, en un intento por homogeneizar los trabajos que desde hacía varios años se realizaban en el mundo latino de Nueva York, como parte de una nueva propuesta sonora.

En ese contexto, la gloria de Willie Colón estribó en su capacidad de elaborar el sonido preciso que identificó el nuevo tiempo rítmico, que en su acepción sociológica significó la representación latina. Nadie mejor que él pudo armonizar las tendencias musicales del mundo anglosajón con la "vieja" escuela latina del mambo, el son, la pachanga, el cha-cha-chá y la guaracha, añadiendo la nostalgia del sonido tradicional puertorriqueño, inscrito en la música jíbara, la bomba y la plena.

El despegue del proyecto musical de Willie Colón se debió, en gran medida, a su junte con el cantante ponceño Héctor Lavoe, quien llegó a él por recomendación del veterano músico Johnny Pacheco, y junto a quien creó el binomio más importante de la salsa.

Junto al denominado "Cantante de Cantantes", elevó su propuesta al máximo renglón de las escenas musicales, sobre todo porque su asertividad al hilvanar un nuevo concepto musical que combinó el tono pícaro e hiriente de la voz de Lavoe y su apego a las melodías de la canción tradicional boricua, con el interés del osado trombonista de proyectar en su trabajo la evocación nostálgica del sonido de las raíces de la música puertorriqueña, en unión al sonido fuerte y agresivo del mundo urbano que los abrigó.

Durante los siete años que duró la unión de Willie Colón y Héctor Lavoe la salsa triunfó. La receta del éxito fue trastocar los patrones rítmicos establecidos para marcar el compás del nuevo tiempo de la salsa, armado de composiciones modernas y matizadas por fraseos y frases típicas del campesinado boricua.



  • Proyecto Historia de la Salsa, una serie especial de PRIMERA HORA

    Director General: Jorge Cabezas Villalobos
    Editor: Hiram Guadalupe Pérez
    Supervisor Gráfico: Diego Méndez Hernández
    Ilustrador: Gary Javier
    Artista Gráfico: Omar A. Cadena Negrón
    Audio y vídeo: www.primerahora.com